El sueño de muchos niños es tener un perro

Y el deseo de los perros es convivir con un niño.

Las ventajas de tener un animal en casa son muchas.

Convivir con una mascota ayuda a que los niños crezcan educándose en el respeto, la tolerancia, la empatía, y la responsabilidad.

Los niños aprenderán a olvidarse de sí mismos para preocuparse por los demás.

Encontrarán una manera de expresar sentimientos como el cariño y el afecto.

Desarrollarán empatía y una mayor sensibilidad para ponerse en el lugar de quienes les rodean y comprenderán que cada ser vivo tiene sus propias necesidades que deben ser respetadas.

Pero son los padres los responsables de la educación de sus hijos y no el perro.

Un cachorro es un ser vivo, no un juguete

Hay que enseñar al niño que el cachorro no es un juguete, que es un ser vivo con emociones, que siente dolor y necesita ser cuidado y protegido.

El error de muchos padres es pensar que los animales que incorporan a su hogar son herramientas de responsabilidad para educar a sus hijos.

Este gran error termina muchas veces en la muerte del animal producto de negligencia o descuido de los padres.

Por lo tanto piensa que si quieres que tu hijo conviva con una mascota tiene la obligación de responsabilizarse también de su cuidado y no dejarlo en  manos de los niños, porque no tienen los criterios de juicio suficientes para evaluar situaciones que pueden ser de riesgo para los animales.

En el ejemplo está la enseñanza

La  base de la educación de un niño radica en el ejemplo. 

Es difícil que un niño cuide y vele por la integridad de un cachorro si no lo ve reflejado en la conducta de los padres. 

Como decía Albert Einstein «educar con el ejemplo no es una manera de educar, es la única». 

Los niños aprenden por imitación y los primeros a los que copian en sus acciones y actitudes son a los padres y a los familiares que les rodean.

Los padres, aunque no nos demos cuenta, damos ejemplo a nuestros hijos todos los días con nuestra conducta. 

“El ejemplo es uno de los mejores instrumentos con que cuentan los padres para ejercer la tarea profunda y compleja de educar. 

La ejemplaridad de las acciones tiene gran impacto en el niño, especialmente en la forma de organizar la realidad y en el acercamiento a los otros y a cuanto lo rodea”, explica el Dr. Valentín Martínez-Otero, profesor y doctor en Psicología y en Pedagogía.

EL COMPAÑERO IDEAL

Los perros son las mascotas más demandadas por los niños que establecen con ellos una relación de confianza y cariño.

Son compañeros de momentos divertidos  y ambos disfrutarán de sus juegos.

Sin embargo, para que la relación funcione correctamente, es necesario poner normas y fijar bien las bases desde el minuto uno.

Los padres deben de estar bien informados de las necesidades del cachorro, así como las pautas a seguir en su crecimiento y desarrollo.

La responsabilidad y supervisión del cuidado del animal es siempre de los padres y los niños deben de estar informados para colaborar en sus cuidados y en todo caso, no alterar las necesidades y horarios del cachorro, siempre bajo la supervisión de los padres.

UN NIÑO NO NO ES RESPONSABLE DE CUIDAR A OTRO

Los niños no saben cuidar de sí mismos y no podemos pretender que se responsabilicen de un animal.

La responsabilidad de educar a los niños es de los padres y no del perro.

Sin embargo es positivo que el niño se involucre en ciertas tareas, dependiendo de su edad, como el paseo, darle de comer, la higiene o acompañarnos en las visitas al veterinario.

Cuando los niños son muy pequeños,no hay que dejarlos solo con el animal. 

Tirarán al perro de las orejas, del rabo, le cogerán sin cuidado… Por ello, es fundamental que sus juegos estén supervisados por un adulto en todo momento.

ESTABLECER  HORARIOS

Un buen método es reservar un horario determinado para que ambos jueguen.

El niño aprenderá a valorar este momento y los padres podrán  enseñar al niño cómo hay que tratar a un animal, que el perro es un ser vivo al que también le duele que le tiren del pelo o de las orejas o que le agarren bruscamente.

Y deben  respetar los horarios del cachorro, sus horas de descanso,  no interrumpir su sueño ni alterar sus horarios de comida.

Hay que fijar una buena base para que los niños crezcan en el respeto hacia sí mismos, hacia sus semejantes y hacia los animales.

DIÁLOGO Y SENTIDO COMÚN

No es complicado conseguir que nuestros hijos respeten a los animales, sólo hay que aplicar el sentido común y comprender que convivir con una mascota ayuda a que crezcan educándose en la tolerancia, el respeto y la responsabilidad.

El cachorro debe estar siempre en perfectas condiciones higiénicas, desparasitado y vacunado.

A medida que el niño crezca, podrá implicarse más en el cuidado de la mascota pero nunca sustituir la responsabilidad de los padres en el cuidado del animal.

Esto le ayudará a madurar y a tener confianza en sí mismo.

No debemos permitir que el niño pierda interés por el perro ni que desarrolle  conductas crueles o se deteriore la relación. 

El diálogo es muy importante para inculcar a los niños la sensibilidad y respeto hacia el mundo animal, lo que también le ayudará en sus relaciones sociales pues se comportará de la misma manera con sus semejantes.

El cachorro también debe aprender normas

Recuerda que los perros crecen más rápido que los niños, y un perro intolerante o que no acate instrucciones puede ser un riesgo, en especial cuando son razas grandes y  los niños son pequeños. 

 Así como el niño tiene que saber que no puede molestar o dañar al perro, el perro tiene que saber que uno de sus cometidos es proteger al niño.

Una de las ventajas de que crezcan juntos es que se desarrollan vínculos de confianza y es difícil que se dañen el uno al otro si se los educa de la manera adecuada.

Otras cosas que debe saber un cachorro que va a vivir con niños son:

1. No tocar los juguetes de los niños, en especial si son bebés.
2. No lamer los cubiertos con los que come el niño.
3. No debe saltarle encima, o sobreexcitarse demasiado jugando con ellos.
4. No debe sobreexcitarse demasiado jugando con ellos.

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María Natividad Hernando

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